27 marzo 2006

Civismo por ley? No, gracias.

Sí, yo me considero una persona cívica. Soy de los que tiran los papeles a la papelera, recicla y procura no hacer ruido de noche. Pero parece ser que la mayoría de la gente en Barcelona son unos monstruos, sucios, ruidosos y bebedores. Por eso nuestro sagaz alcalde ha tenido la maravillosa idea, junto a sus colegas, de sacar una ley para que todo esté limpio (y cuando digo limpio, me refiero a todos los aspectos). Esta ley, entre otras cosas, prohibe la prostitución callejera, la venta ambulante (hasta en la playa), beber en la calle y hasta escupir al suelo!!! Bien, ya me imagino a los viandantes, morados por no poder escupir esa flema acumulada, retenida por el miedo a que un guardia urbano (ese señor con una bandera de meta en la gorra y un talonario a modo de revólver)
nos pueda multar por liberarnos de la asquerosa viscosidad. Y quien nos dice que si la soltamos, ésta no se convertirá en agente de la ley para traicionarnos por abandonarla en medio de la calle y multarnos por ello?
Estos días estábamos metidos en este interesante bucle informativo sobre el superbotellón. Qué bonito era poner el telediario o leer un periódico y ver que la noticia más relevante del día era que se iba a celebrar una fiesta multitudinaria para beber en la calle. Guau, que novedoso. Seguro que si se lo contamos a un Iraquí nos trata a todos de gilipollas.
Y digo yo, si se supone que beber en la calle provoca vandalismo e incivismo y los alcaldes creen que debe prohibirse, no deberían prohibir el fútbol también? Con la cantidad de destrozos que causan los ultras y los problemas de transporte y suciedad que genera. Y los coches? Con esos conductores que van como locos... y encima contaminan! Y las sillas... Esas sillas traicioneras e innobles que se rompen al sentarnos y provocan graves accidentes (a mí me ha pasado).
No será que es más fácil y más rentable prohibir que buscar alternativas y soluciones razonables? Claro, imaginense los ojos del señor Clos, cuando recoja el saldo recaudado por las multas. Tendrá la misma cara de ilusión que un niño con un juguete nuevo. Y todo para qué? Para seguir construyendo, que también dá unos buenos dinericos. Que si un Fórum por aquí, que si un edificio en forma de falo por allá... Eso sí, todo sea por los turistas. Lo de la identidad cultural que se están cargando no va con ellos. Total, para qué. Eso no dá dinero, y al fin y al cabo, lo que más se alejan la mayoría de los turistas del centro de la ciudad es para ver el museo más visitado de Cataluña. Picasso, Gaudí, Tàpies? Nooooo. El museo del Barça.
Y menos mal que aquí en teoría gobierna la izquierda... Jejeje. Izquierda. Con estas deficiciones uno ya pierde el norte.

2 Comments:

Blogger Unknown said...

Bueno, Señor Mente Blanca, se ha olvidado usted de lo hijaputas que son las patas de la mesa. ¿Ya no se acuerda de aquellas conversaciones en que nos quejábamos, muy bajito para que no nos oyeran, de su poca empatía? ¿Y las bolas de pelusa, que poco a poco invaden la superficie de nuestros parqués y crean colonias antes de que su tamaño escalofriante hace que las detectemos?

7:06 p. m.  
Blogger vilipendia said...

Muy bueno. Lo de las gorras de los urbanos no me lo había parado a pensar nunca, jaté.

1:08 p. m.  

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